“SERENIDAD para aceptar cosas que no puedo cambiar, VALOR para cambiar aquellas que sí puedo, SABIDURÍA para reconocer la diferencia”
Noticias Marzo 2025
Noticias Marzo 2025
Fuimos invitadas a participar como equipo del encuentro con Izanami Martínez, relatora de Ted talks, antropóloga, escritora y creadora del método para resetear tu vida "vivir notox".
¨Santiago, 8 de marzo 2025
*Pamela Latham y María Raquel Córdova junto a Izanami Martínez
Testimonios pacientes
-
Hace un poco más de dos años, comencé un viaje sin retorno, mi sanación.
Me encontraba emocionalmente muy desregulada, psicológicamente dañada y traumada: vibrando muy bajo. Y como de milagro, la Terapia DBT apareció en mi vida.
Mi heroína, mi psicóloga y hoy mi compañera, la Pame Latham, me tomó del brazo y me ayudó a regularme, Poco a poco, paso a paso. Cuando ya estaba más estable y estaba lista, empecé con una terapia grupal también. Y me cambió la vida.
Al principio, partí reacia… tenía que conectarme todos los miércoles, por 2 horas, a compartir experiencias con un grupo de personas a las que no conocía y con quieres no quería ni me interesaba formar vinculo.
Nunca me voy a olvidar de mi primera sesión grupal, en que me presenté con un agresivo “Soy Virginia y me carga la gente.
Soy hater”. Nada mas alejado de la realidad. Y todo, porque no me atrevía a formar laos por medio de perderlos.
De a poquito, con mi grupo, fui aprendiendo técnicas de autorregulación de comunicación… compartimos juntos nuestras experiencias y vivencias y, sin darme cuenta, había formado un vínculo con cada persona y le había agarrado un cariño especial a casa uno de ellos.
Me enamoré de esas personas que me hacían sentir en casa, Me di cuenta que si bien soy una persona con TLP, no soy rara, hay mas como yo, están dándolo todo por sanarse.
Mientras en mí terapia individual aprendí (u sigo aprendiendo) a conocerme y a superar mis traumas, en terapia grupal aprendí a medirme, a conocer mi cuerpo y reacciones. Aprendí a desenvolverme con las personas, a respetar y a querer. Aprendí a caer y a levantarme. Y eso me lo enseñaron mis compañeros, y mi terapeuta grupal, la Caro Rosello; hoy mis amigos.
Fue un viaje hermoso, de cambios grupales y casi imperceptibles. Cambios que, al final de dos años eran considerables y grandes. No logro comprender cómo la niña que se presentó como una hater es la misma que yo ahora… y sé que no somos la misma. Que, en mi camino de crecimiento, DBT me ayudó a ser la persona que soy ahora, a cambiar para bien y formar una vida que vale la pena ser vivida.
Hoy, a dos años de haber empezado mi terapia y habiéndome graduado de grupo, todos los miércoles extraño a mis queridos compañeros. Extraño a mi terapeuta grupal. Ellos llenaron un vacío en mi vida y juntos aprendimos que la vida es hermosa.
En diez años de tratamiento, DBT fue el salvavidas que me sacó a flote. Lo recomiendo 100% a todos los que se estén planteando hacer terapia que SI o SI les va a cambiar la vida.
-
Cuando me hablaron por primera vez de la terapia DBT, sentí miedo.
Inicialmente, comencé a asistir por “obligación”, porque después de muchos años en diversas terapias necesitaba mejorar mis relaciones, encontrar estabilidad emocional y sentirme más segura conmigo misma. Sin embargo, lo veía como algo muy lejano y no entendía cómo un grupo de personas desconocidas podría ayudarme con eso. Me costaba imaginar que hablar de mis problemas en un espacio así tuviera algún impacto positivo en mi vida. A pesar de mis dudas, decidí darle una oportunidad, ya que llevaba desde los 15 años buscando resultados que no lograban ser estables en el tiempo.
Al iniciar los talleres, me di cuenta de que DBT no es un simple grupo de autoayuda ni un espacio donde estás obligada a compartir cada detalle de tu vida. En lugar de eso, te brinda herramientas prácticas y concretas que realmente transforman tu día a día. Antes de esta terapia, no sabía cómo expresar mis emociones o comunicar mis necesidades a las personas importantes en mi vida. Evitaba enfrentar problemas y muchas veces terminaba atrapada en un círculo de crisis e incomunicación. Hoy, gracias a DBT, puedo reconocer cómo me siento, comunicarlo antes de llegar a un punto crítico y utilizar habilidades que me permiten manejar mis emociones de manera más efectiva.
Entre todas las habilidades que aprendí, STOP fue la más significativa para mí. Me enseñó a detenerme, respirar y analizar la situación antes de actuar impulsivamente. Este simple acto de pausar y reflexionar me ayudó a abordar los conflictos con una mente más clara, reduciendo los daños que podía causar a mis relaciones al reaccionar desde un lugar de descontrol emocional.
Uno de mis mayores logros ha sido construir vínculos sanos, estables y seguros, tanto con mi familia como con mis amigos y mi pareja. A través de esta terapia, aprendí a resolver conflictos desde la confianza en mí misma, valorándome y comprendiendo que las relaciones genuinas se construyen desde el respeto mutuo y el cuidado personal.
El módulo que más impactó mi vida fue el Sendero del Medio, que me ayudó a encontrar un equilibrio entre los extremos. Antes de DBT, solía reaccionar de manera exagerada, atrapada en pensamientos como “todo está perdido” o “nada tiene sentido”. Si algo no salía como esperaba o enfrentaba una crisis, me encerraba en mi pieza durante días, llorando y sin capacidad para actuar o resolver mis conflictos. Este módulo me enseñó a aceptar mis emociones como parte natural de la vida, pero también a no dejar que me paralicen. Ahora soy capaz de vivir esas emociones de forma saludable, aprender de ellas y continuar con mi rutina sin quedarme atrapada en el dolor.
Otro pilar fundamental de esta terapia fue el mindfulness, que me ayudó a concentrarme en el presente y aceptar la vida con todos sus altibajos. Asimismo, fue clave para mí aprender a reconocer las invalidaciones que había recibido desde mi entorno y las que yo misma creía. Por años, escuché que mis emociones eran “exageradas” o “innecesarias”, lo que me llevó a internalizar esas ideas y a creer que mis sentimientos no eran importantes o válidos. Esta terapia me permitió identificar ese patrón dañino y romperlo. Entendiendo que aunque el entorno no siempre pueda cambiar yo si tengo el poder de cambiar la forma en la que me trato a mi misma. Hoy se que validar mis emociones no significa justificar cada emoción o pena que tenga si no que aceptarlas y entender que algo aprendo a vivir esa emoción. Esto me ha permitido construir relaciones más honestas y sobre todo ser más compasiva conmigo mismo, lo que ha sido clave en mi estabilidad emocional.
Al principio, me costó mucho abrirme a las personas del grupo. Me sentía desconfiada y distante, incluso con las terapeutas que nos guiaban. Pero poco a poco, fui encontrando sentido en la terapia y construyendo una conexión genuina con mis compañeros. Hoy, puedo decir con certeza que ellos se convirtieron en un pilar fundamental de mi proceso, una red de apoyo que me impulsó a crecer y a enfrentar mis miedos, ya que cada uno de ellos me enseñó algo.
Nada de esto habría sido posible sin el apoyo constante de las personas que me guiaron en este camino. Quiero agradecer profundamente a mis terapeutas Vanessa y Helena, quienes estuvieron conmigo en cada taller, y a mi psicóloga personal Paola. Gracias por creer en mí, por su interés genuino en mis avances y por darme ánimo en los días más difíciles. Su dedicación y compromiso fueron esenciales para mi evolución.
DBT no es una solución mágica, pero sí una herramienta poderosa para transformar tu vida. Los cambios no son inmediatos y, muchas veces, el proceso puede sentirse agotador. Habrá días en que no tengas ganas de seguir , pero lo que realmente marca la diferencia es la constancia, el compromiso contigo misma y la práctica diaria de las habilidades. Ningún camino de crecimiento es lineal, y retroceder también forma parte del aprendizaje. Si estás comenzando esta terapia, ten paciencia contigo misma, confía en el proceso y en los profesionales que te guían. Aunque al principio todo pueda parecer difícil o lejano, con el tiempo descubrirás que DBT no solo te ayuda a manejar tus emociones, sino también a vivir una vida en equilibrio.
-
Cuando supe que tendría que escribir un testimonio respecto mi experiencia en terapia de DBT me emocioné. Me emocionó la idea de contar el aporte que ha sido para mí calidad de vida. Hasta que empecé a escribir y me dí cuenta que no sabía por dónde empezar.
No quiero hacer creer que la terapia de DBT es mágica y arreglará todos tus problemas, para nada. Aquí las cosas no suceden por arte de magia, si no por voluntad, algo que me hubiera gustado saber desde un principio cuando tuve mis primeras sesiones. Cuando comencé esta terapia debo admitir, era una persona muy terca, no estaba abierta a aceptar el proceso, las sesiones, y al trabajo en grupo no le encontraba sentido, incluyendo que, de por sí, yo me veía como una persona sin solución, que no me quedaba otra opción más que vivir en crisis y descompensada. Una autentica dramas. Por esta razón me salí de terapia pensando que no me servía.
Creo que esa también ha sido una de las mejores decisiones de mi vida, porque si no lo hubiera hecho, no me hubiera dado cuenta de cuando NECESITABA ir a terapia. Por eso digo que es importante la voluntad propia, tuve que volver a caer a lo más bajo en lo que respecta mi estado anímico para aceptar que si necesitaba ayuda, y prometo que cuando volví a las terapias con otro enfoque, con voluntad de esforzarme a recibir el tratamiento, participar en las terapias grupales y hacer las tareas semanales (no porque lo quisiera, sino porque lo NECESITABA) todo fue diferente.
Si me comparo con la persona que era hace dos años, puedo decir que me cambió la vida, pero claro, eso fue gracias a esos dos años de perseverancia y constancia, al fin y al cabo ir a terapia es voluntario, y esto va de la mano con que a veces es difícil. Es difícil ver esas cosas en ti que preferirías ignorar, abordar esos temas que te hacen sentir vulnerable, ver que, como cualquier otro ser humano, te equivocas y a veces has dañado a gente, como también hay personas que te han dañado a ti y no te habías dado cuenta, entre mil cosas más. Es super difícil, por eso insisto en que se requiere fuerza de voluntad para no salir corriendo de la sesión y meterte en tu cama, taparte y olvidar todo. (Si, más de una vez quise hacerlo). Es difícil comprometerse a hacer las tareas semanales porque a nadie le gusta hacer tareas, lo vez como algo latero y sin sentido, pero cuando comienzas a hacerlas, créeme, ahí te estas comprometiendo con la terapia.
Ahora es cuando toca decir la parte linda de todo este enfrentamiento a mis temores, y es que, si no lo hubiera hecho, no sería ni por asomo la persona que soy hoy en día. Si no hubiera hecho las tareas semanales, no hubiera asistido a las sesiones grupales, no habría aprendido las herramientas que tengo hoy en día y que me ayudan a vivir una vida más estable y más tranquila, porque ya no estoy sola cuando me dan crisis, tengo una mochila llena de herramientas, ejercicios y habilidades que aprendí en las sesiones grupales que puedo utilizar, y sé que tengo una red de apoyo a la que puedo acudir.
Voy a agradecerle a la Pame Latham infinitamente la paciencia que me tuvo, soy fiel creyente que el terapeuta que te toca es fundamental para tu tratamiento, que si no te sientes cómodo con él, difícil avanzarás (aunque no imposible). La Pame es otro cuento, yo ya mencioné que fui increíblemente terca cuando comencé las terapias, y ella me dio el espacio que me ayudó a darme cuenta de que necesitaba terapia. No sabría explicar el vínculo que tengo con ella, simplemente la adoro y no se lo negaré a nadie, ya que, gracias a ella soy la persona que soy hoy en día, gracias a que ella nunca se rindió con esta niña que en un inicio se negaba a abrirse ni tenía la voluntad para querer mejorar. Estoy agradecida del tiempo y cariño que me entregó a pesar de lo difícil que fui en un inicio, agradezco que sea completamente honesta conmigo, así yo también puedo serlo con ella, las dos no tenemos tapujos para hablar, y creo que sin esa confianza, difícil hubiera tenido el avance que tengo hoy en día.
Puedo decir muy segura de que esta es una de las cosas buenas que han pasado, y de las mejores decisiones que tuve que tomar en mi vida. He podido cambiar para mejor y principalmente me ha ayudado a trabajar en mi amor y cuidado propio. He logrado mejorar mi calidad de vida y mis relaciones con las personas que me rodean. Orgullosamente puedo decir que si me colocase a un lado de mi yo de hace dos años, somos personas completamente distintas, algo que nunca me habría creído que podía pasar, pero aquí estoy, sin crisis diarias, sin descompensaciones, escribiendo este testimonio tranquilamente.
Participar en este estilo de terapia ha sido un hito en mi vida, donde, si no me hubiera comprometido con el proceso, no sabría donde estaría hoy día, y honestamente tampoco quiero averiguarlo, estoy feliz con la persona que soy y agradezco haber tenido esta oportunidad, haber compartido con las personas que conocí en terapia grupal, con las que aprendí a empatizar y entender que todos merecemos un espacio en el cual ser escuchados y validados, que una crisis no significa que es el fin del mundo, y que, a la próxima semana, hay un lugar seguro al que podemos llegar, sea la terapia grupal como la individual. Créanme que permitirse ser vulnerable, con las personas correctas, y en el espacio correcto, da sus frutos.
No quiero hacer creer que ahora soy perfecta y vivo feliz en un estado de bien estar perpetuo, sigo teniendo problemas, sigo sintiéndome mal de vez en cuando y sigo aprendiendo a manejar mis emociones y las situaciones que me ocurren en la vida, lo distinto es que antes me derrumbaba con cualquier grano de arena que me caía porque lo sentía como un edificio y concluía que todo se iba a acabar, ahora puedo identificar si es un grano de arena, un ladrillo, cemento o en efecto, un edificio completo, pero la diferencia es que ahora tengo las herramientas, el apoyo, la práctica y conocimiento para enfrentar cada situación, sea solucionándola, entendiéndola o simplemente aceptándola. No es fácil, pero créeme que se puede. Y recuerda, yo era los dramas que pensaba que todo era el fin del mundo, pero adivina que, es 2025 y sigo viva.
-
El tiempo le dio la razón a las habilidades y mientras más conocí a mi compañeros entendía que nos unía lo mismo casi, además de nuestra condición era el sentirnos sin herramientas para gestionar tantas emociones como problemas. Había y hay una especie de lazo invisible que nos conecta y que quiero rescatar por un momento lo lindo de nuestra sensibilidad, cómo podemos amar a los animales de formas nobles por ejemplo, o como volcamos nuestra dedicación intensa en nuestros sueños, para mí fue el arte y la escritura lo que me hizo entender que habían muchas flores esperando crecer dentro de esa sensibilidad. Quiero recordar con un cariño inmenso estos dos años, significaron para mí sentir que podía ser entendida y entender también, romper con mis paradigmas, mis miedos y entregarme por completo a este proceso catártico pero también hermoso que puede llegar a sanar.
Quisiera que todos los que siguen acá lo sigan intentando porque el sentirse mejor es un proceso largo para corazones como los nuestros pero no por ello imposible, para mí la vida se trata de un constante aprendizaje y seguir intentándolo una y otra vez hasta que en la práctica veamos salir al sol.
Para mí las habilidades significaron entender que había otra salida en la oscuridad y que estaba dentro de mí esa luz que me dio los momentos más oscuros y de la cual yo misma me aferré para no caer, la mente sabia se encuentra dentro de nosotros y debemos dejar salir esa luz, para mí significó aferrarme a la vida dejar que la luz cálida de la mente sabia me hiciera entender que el dolor no será eterno y de alguna forma es parte de mí abrazar y aceptar el dolor me hizo abrir los ojos y despertar a la vida porque para mí pasar por el taller y la terapia significó volver a vivir.
Quiero que piensen en ustedes mismos como una semilla y que las habilidades serán el agua y el sol que necesitan para poder florecer. Me despido de corazón y espero que sigamos viviendo hasta el final y que todos sus sueños se cumplan.
-
Cuando entré a DBT me dijeron que una de las cosas que debía hacer era asistir a terapia grupal. Mi primera impresión fue "de qué me va a ayudar conversar", no conozco ni confío en nadie, pero con el tiempo vi que era mucho más. Tenías un lugar a donde llegar, un lugar donde contar tus situaciones sin que te vayan a juzgar, sentirse libre de aprender de nuevo cómo ser tú mismo, y cómo relacionarte con los demás. Aprendí mucho sobre cómo puede funcionar mi alrededor, me enseñaron las habilidades necesarias para poder estar bien con el resto, y sobre todo a estar bien conmigo misma. Estoy donde estoy gracias a mi y el esfuerzo que hice por ser consistente con la terapia DBT, que me apoyaron, ayudaron y enseñaron todo lo necesario para salir adelante como persona, y agradezco mucho a los profesionales que me acompañaron todo este camino
-
Entre a DBT casi por castigo sin tener idea de lo que se trataba, llegue y me enfrente a un grupo donde yo era la más vieja y me pregunté qué hago aquí ??? con estas personas que tenían la edad de mis hijos, poco a poco a través de las experiencia y relatos (íntimos que no se divulgan fuera del grupo) me di cuenta cómo pensaban mis hijos y se me abrió un mundo nuevo . Entremedio estuve de viaje y al retomar el grupo fue totalmente distinto, gente nueva de mi edad e incluso mayor aquí se consolidó mi aprendizaje. Esta terapia requiere de un fuerte compromiso propio y mucha práctica.
No puedo no agradecer a las terapeutas su inmensa paciencia, profesionalismo y cariño que me brindaron siempre.
Estoy feliz de haber participado, me siento mucho más preparada, llena de herramientas y fuerte para enfrentar cada desafío que la vida me preparé
-
Fue una terapia que me servirá para toda la vida, creo que todos deberían vivir el proceso del dbt ya que te ayuda a conocerte mejor a ti mismo y al resto, comprender tus emociones, validarte y sanar contigo mismo
-
Estuve en DBT cerca de 1 año, en ese período aprendí muchas cosas sobre mí y cómo relacionarme con mi entorno. La terapia me otorgó herramientas muy valiosas para aprender a llevar una vida que valga la pena ser vivida. Estoy muy agradecida de todo el equipo y el maravilloso trabajo que realizan en conjunto.